Reconozcámoslo. La vuelta al trabajo después de unas vacaciones no es sencilla. Nunca lo ha sido. No obstante, hay diferentes formas de afrontar este regreso a la rutina laboral que, sin duda, marcan la diferencia en el impacto que tiene sobre nosotros y, sobre todo, sobre nuestro estado de ánimo.
Para empezar, hay que hablar sobre el conocido término de depresión postvacacional. Y es que, aunque es un sentimiento común el sentir pena o algo de rechazo el volver al trabajo, en ningún momento debe provocarnos ningún tipo de depresión. Quizá sea una palabra mal utilizada, pero si el sentimiento genuino que nos provoca el regreso al trabajo es de depresión, el problema no está en volver al trabajo, sino en el trabajo en sí. Ahí es cuando hay que plantearse seriamente un cambio.
Sin embargo, para hacer frente a los sentimiento de tristeza o desánimo mucho más comunes después de las vacaciones, hemos elaborado una pequeña lista de consejos que te pueden ayudar a retomar la rutina con mejor actitud y sin verte sobrepasado por el trabajo.
- No trasnoches. Este consejo es básico, y es que cuando estamos descansados lo vemos todo con otros ojos. Retomar la rutina de sueño es quizá el hábito más importante al que debas volver tras la vuelta de las vacaciones. Hay que procurar dormir entre 7 y 8 horas, cosa que no hacemos en vacaciones porque nos acostamos tarde, aprovechando que durante el día dormimos siestas. Volver a los hábitos de sueño correctos algunos días antes de volver al trabajo es un buen truco para que nos cueste menos.
- La planificación es clave. Muchas veces el estrés de la vuelta al trabajo viene dado porque nos encontramos un gran montaña de trabajo que debemos gestionar. Para ello, lo mejor que podemos hacer es priorizar los proyectos y planificarnos para sacar el trabajo poco a poco. De hecho, la planificación del primer día puede hacer que el resto se desarrolle de una forma mucho más controlado.
- Sé consciente del ritmo. Pretender que justo al reincorporarnos tengamos el mismo ritmo de trabajo y la misma productividad que antes de irnos de vacaciones es, cuanto menos, poco realista, especialmente si has conseguido una desconexión total durante tu periodo de descanso. Para ir cogiendo el ritmo poco a poco, lo mejor es establecer objetivos semanales y a corto plazo que te permitan familiarizarte de nuevo con tus actividades diarias.
- Valora tu tiempo libre y aprovéchalo. Volver al trabajo no significa que tu vida tenga que girar únicamente en torno a ello. Para evitar el síndrome del Burnout (síndrome del trabajador “quemado”) nada más llegar a la oficina, es conveniente que sepas medir y darle al trabajo únicamente el peso que merece en tu vida. El día tiene muchas horas y el trabajo solo debe ocupar una parte de ellas. Cuando termines tu jornada laboral, aprovecha el tiempo libre para, en la medida de lo posible, desconectar, relajarte e invertir tiempo de calidad en aquellas cosas que realmente te llenen.
- Haz deporte. No hace falta que te mates en el gimnasio, pero un poco de deporte te ayudará a desconectar de tu trabajo, a segregar endorfinas y a tener más energía. Y es que hacer ejercicio no solo beneficia al cuerpo, sino también a la mente, y nos ayudará a combatir el estrés y a sentirnos mejor.
En general, siguiendo estos sencillos pasos tendremos muchas más probabilidades de sobrevivir con éxito a la vuelta de las vacaciones y a que reconectemos mejor con nuestro puesto de trabajo.