El crecimiento de nuestro negocio se convierte en uno de los principales indicadores que tenemos en mente una vez conseguimos cierta estabilidad en nuestra empresa. Y para conseguir un mayor crecimiento no es raro pensar en estrategias de marketing que busquen o bien generar notoriedad sobre nuestra marca o ayudar a conseguir más conversiones (es decir, estrategias pensadas principalmente para conseguir más ventas).
Llevar a cabo estas estrategias no supone otra cosa que una inversión que, posteriormente, se traduzca en beneficios. Es aquí cuando nos encontramos con el ROI, es decir, retorno de inversión (en inglés, Return Of Investment). Si bien es un término que proviene originalmente del ámbito financiero, en los últimos años ha ganado una importantísima relevancia en el ámbito del marketing y supone un indicador esencial para saber si nuestro negocio está creciendo o no.
En esencia, el retorno de inversión nos permite saber si los esfuerzos que estamos realizando están contribuyendo o no a nuestro negocio y si han sido decisiones acertadas o si, por el contrario, debemos plantearnos hacer un cambio en nuestra estrategia. Especialmente en las estrategias que buscan la conversión, el ROI nos permite averiguar con qué tipo de publicidad o contenido es más probable que la audiencia interactúe y llegue a alcanzar esa conversión.
Teniendo clara la teoría, cabe preguntarse lo siguiente: ¿cuáles son los beneficios de medir el ROI? Principalmente, los siguientes:
Invertir de forma más adecuada en las partidas destinadas al marketing
Tomar mejores decisiones y más estratégicas
Llegar a los objetivos marcados
Ahora bien, ¿cuál es el error más común que las empresas cometen con el ROI? Principalmente, no medirlo ni prestarle atención. En muchos casos, los negocios que invierten en marketing no miden adecuadamente el retorno de inversión que obtienen de estas estrategias, bien porque se desconoce cómo hacerlo o porque en la puesta en práctica de las acciones y tácticas no se consiguen todos los datos.
En definitiva, cuando realizamos inversiones desde nuestro negocio para conseguir mayores beneficios, tenemos que tener siempre presente que debemos poder cuantificar los ingresos que aporten estas acciones y estudiar si compensan dicha inversión. De lo contrario, estaríamos gastando recursos (tiempo y dinero, principalmente) y no solo no estaremos creciendo si no que, en ocasiones, podemos estar generando pérdidas en nuestro negocio.
